Consejos para el camino de Santiago

CONSEJOS PRÁCTICOS
A la hora de salir
            Para que esta aventura resulte gratificante para el espíritu y lo menos molesta posible para el cuerpo, antes de ponerse en camino viene muy bien buscar información y conocer al menos básicamente la historia del Camino y prepararse físicamente para poder realizar con éxito la peregrinación.
            La peregrinación a pie a Santiago de Compostela, además del incremento del acervo cultural y el 'viaje interior' que propician, se constituye en todo un reto físico y mental que debemos preparar a conciencia.
            Los siguientes consejos pueden ayudarnos a extraer lo mejor de la experiencia y a minimizar los posibles problemas que pueden surgir.
            Ambiéntate leyendo algo sobre la historia del Camino y la peregrinación: te ayudará a sentirte un eslabón más de la gran cadena de peregrinos que te ha precedido, conseguirás sublimar el esfuerzo físico y psicológico a realizar (las comodidades en el viaje son pocas y el cansancio puede ser importante) y te prepararás mentalmente para disfrutar mejor de la gran experiencia cultural en que se convierte el recorrido. Procura conocer el plan de etapas previamente.
            La peregrinación andando está al alcance de cualquier persona, aunque no sea un atleta, siempre que se sepa dosificar el esfuerzo en función de las posibilidades físicas de cada
uno. Es recomendable realizar una preparación física previa. Un entrenamiento en recorridos
cortos y zonas montañosas es muy aconsejable. Entrénate con caminatas cada vez más largas y, a ser posible, con la mochila cargada y las botas que vayas a llevar al viaje.

¿Qué llevar?
            Mucho ánimo, pero poco peso. No carguemos la mochila (no más de 10 kilos) con objetos innecesarios o que se puedan adquirir en el Camino; evitaremos las rozaduras de las correas. Ha de ser cómoda y ligera. Procúrate una de tipo anatómico, con correas en la cintura y el pecho, y con bolsillos laterales y superiores.
            Hay que meter las cosas en la mochila de forma ordenada y en bolsas de plástico (como las de congelar) para facilitar su uso y prevenir que se puedan mojar.
            Lleva un calzado adecuado, es la parte fundamental del equipaje, y nunca estrenes las botas en el Camino. Indispensables unas botas bien adaptadas al pie, cómodas, que sujeten el tobillo y con una suela que no resbale. Lleva calcetines de algodón, siempre limpios, secos y bien colocados, para evitar rozaduras. No olvides unas chanclas para usar en la ducha y para descansar en los finales de etapa.
            La indumentaria debe ser adecuada al tiempo. En invierno, anorak de montaña, guantes y ropa de lana. Un gorro para el frío. No olvidemos las gafas de sol ni el bañador.
            El saco de dormir resulta imprescindible.
No olvidemos la cantimplora con agua, y si quieres el bastón o bordón para acompañar el paso en caminos resbaladizos o abruptos.
            Papel higiénico, toalla y cortauñas no deben faltar en la mochila. Los imperdibles sirven para colgar la ropa húmeda de la mochila mientras andamos.
            Botiquín: los medicamentos que necesites habitualmente y alguna cosa específica para estos días, especialmente para las rozaduras y ampollas. Prepara un pequeño botiquín personal y compártelo con algunos compañeros de viaje: compeeds, agua oxigenada, tiritas, gasas, esparadrapo, tijeritas, betadine, réflex o aspitopic, crema para rozaduras y escoceduras...
            Documentación (tarjeta de la Seguridad Social y DNI), imprescindible y si lo tienes el Carnet Joven y el de Familia numerosa. Se te entregará una guía escrita de las etapas del Camino, procura llevarla, al igual que una libreta y un bolígrafo para tomar notas. También se entregará la credencial del peregrino, en la cual deberás poner, al menos, dos sellos al día, con el fin de obtener la Compostela en Santiago.
            Los tapones de oídos sirven para evitar los ronquidos de los compañeros de habitación.

Una vez en marcha...
            En los tramos de carretera, siempre ve por el arcén izquierdo, no olvides que eres la parte más débil y que los automóviles no se fijan mucho en un "simple peatón". Al hacer el Camino en grupo, no se deben crear apelotonamientos en la calzada.
            No es conveniente caminar por la noche.
            En caso de agotamiento, busquemos un lugar fresco para descansar, beber líquido e intentar recuperar los minerales perdidos (un litro de agua con una cucharadita de sal y media de bicarbonato). Si los calambres son fuertes, aumentaremos la cantidad de sal.
            Lleva siempre a mano algo dulce y frutos secos para reponer energías en un momento de desfallecimiento.
            Hacer la peregrinación a Santiago implica una cierta sobriedad en los gastos, no es de recibo pedir refugio gratuito y gastar el dinero sin control en cosas prescindibles. Ser auténticos peregrinos nos obliga a ser honrados y austeros.
            Trata con amabilidad a la gente que encuentres al borde del Camino. No son ingenuos a tu  servicio, sino personas normales que tratan bien a los peregrinos.
            Si encuentras alguna deficiencia o se te ocurre alguna sugerencia para mejorar las cosas, ponte en contacto con alguna de las Oficinas de Información.
            No te desanimes ante los problemas. Esto no es un viaje turístico "todo controlado"; los
problemas surgirán, pero forman parte de "tu Camino" y muchos peregrinos antes que tú los han sufrido y superado.

¿Cómo alimentarse durante el camino?
            Consulta la lista de albergues de peregrinos actualizada si deseas usarlos. Estos refugios son exclusivamente para quienes peregrinan a pie o en bicicleta sin hacer tramos en vehículo. No se puede hacer reservas. Para los grupos grandes de peregrinos conviene buscar alojamientos distintos a los albergues. No es lógico que llenen los albergues y dejen a otros peregrinos en la calle.
            Si se comienza a caminar por la mañana, es fundamental dedicar tiempo suficiente, al menos 20 minutos, a disfrutar de un desayuno completo que incluya lácteos, cereales (cereales en copos, pan, tostadas, pan de molde...), fruta o zumo y complementos (mantequilla o margarina, queso, fiambres, mermelada, miel, azúcar...).
            Si la marcha se va a realizar por la tarde, conviene tomar una comida sencilla y sin demasiadas grasas dos horas antes de comenzar. Por ejemplo: un plato de pasta, arroz o verdura con patata, carne o pescado (cocinados de manera sencilla, sin mucha grasa) con guarnición de verdura o ensalada. La comida debe ir acompañada de pan y una fruta o algún lácteo suave de postre. En caso de optar por comer un bocadillo, es preferible que sea de tortilla de patata, acompañado de fruta y/o zumo y batido o infusión azucarada, ya que de este modo aseguramos un buen aporte de hidratos de carbono, el mejor antídoto contra la pájara.
Puesto que el desarrollo de cada etapa dura varias horas, conviene que cada 60 ó 90 minutos nos tomemos un breve descanso para beber e ingerir algo sólido que contenga hidratos de carbono, lo que nos permitirá mantener mejor el ritmo de ejercicio, y sobre todo por dos razones fundamentales: evitar la pájara y la deshidratación.

Hidratación antes, durante y después de la caminata.
            Durante el ejercicio continuado, el agua es tan importante como los hidratos de carbono, sobre todo en días de mucho calor y humedad. Es un error relativamente generalizado no beber agua ni antes ni durante la caminata, así como esperar a tener sed o hambre para comenzar a beber agua y tomar alimentos.
            La sed aparece después de que el cuerpo ha comenzado a deshidratarse. Por tanto, se deberá beber agua regularmente, dependiendo del calor y de la humedad, antes de que comience la sensación de sed. Para saber si se están tomando líquidos suficientes, basta con observar el aspecto de la orina. Un color amarillo pálido indica hidratación adecuada, mientras que, micciones frecuentes, en pequeña cantidad y de un color amarillo dorado o intenso y olor fuerte es indicativo de que no se cubren los requerimientos de líquidos. La deshidratación puede llegar a provocar una sensación de mareo, náuseas, e incluso, vómitos y diarreas.
            Si el ejercicio se prolonga durante horas, se aconseja tomar tres vasos de agua 1 ó 2 horas antes de iniciar la actividad, dos vasos 15 minutos antes y beber la cantidad de líquido equivalente a un vaso, cada 40 minutos aproximadamente, durante el desarrollo de la etapa. Es recomendable que la bebida se mantenga fresca, para lo cual al peregrino no le ha de faltar una cantimplora adecuada.
            Asimismo resulta fundamental la rehidratación una vez concluido el esfuerzo físico del día, incluyendo agua e hidratos de carbono; y si la transpiración (sudor) ha sido importante será preciso, además de hidratar, reponer los electrolitos perdidos.


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